Los viajeros entre dimensiones llegan a un mundo paralelo en el que los Estados Unidos son conocidos como la República de Texas y en la que la economía la dirigen auténticos pistoleros. Las normas que rigen son las del salvaje Oeste, aunque sustituyendo las manadas de ganado por las compañías electrónicas. La especulación bursátil se hace en las mesas de juego y los abogados usan los revólveres en vez de los libros de leyes.