Stillman pide a Rush que investigue el asesinato, sin resolver desde 1980, de un niño de ocho años. Stillman trabajó en el caso y todavía está obsesionado con él. Inicialmente, el equipo se centró en un delincuente local que escapó rápidamente después del asesinato. Después la madre de la víctima se convirtió en sospechosa. Los detectives interrogaron a un antiguo sacerdote del barrio, que ahora está retirado, y descubrieron que el sacerdote escuchó la confesión del asesino pero se negaba a revelar su identidad. Rush trama un plan para atrapar al asesino, un viejo vendedor de farmacia que ahora es un exitoso hombre de negocios, para que confiese.