Don Gato con su hartería consigue convertirse en el oficial superior del Oficial Dibble ya que le presenta al Capitán de la policía, las ideas de mejora que este tenía y se las adjudica. Dibble tan solo recibe oprobios de sus jefes pero al final, cumpliendo su deber, consigue salvar a Don Gato de un tiroteo y hace que confiese, siendo reconocida su verdadera valía y autoría de las ideas. Lo malo es que los tejemanejes de Don Gato, mientras ha sido oficial, salpican la reputación de Dibble y vuelve a perder sus galones de sargento ya que el Capitán recibe una llamada telefónica del hipódromo, dando a entender que la llamada en realidad había sido realizada por Don Gato para desprestigiarlo.