Lisa se compra la nueva muñeca Stacy Malibú parlante. Cuando Lisa oye hablar a su muñeca, se da cuenta rápidamente que sus frases son muy machistas y que influirán negativamente en las niñas que la tengan. Para intentar evitarlo, Lisa visita a la inventora de la muñeca, que perdió los derechos y ya no tiene nada que ver con la fábrica, para hacer, entre las dos, su propia muñeca parlante con frases ejemplares. Mientras, el abuelo vuelve a la vida activa trabajando en el Krusty Burger.