Durante la primera mitad del siglo XX, un genetista pionero llamado Nikolai Vavilov viajó por los cinco continentes reuniendo una colección de las semillas del mundo. Soñaba con que la ciencia podría ser el medio para acabar con el hambre. Su negativa a contar una mentira de carácter científico le costó la vida. El heroísmo de sus colegas y su impacto directo en nuestras vidas es uno de los capítulos más emocionantes de la historia de la ciencia.